domingo, 23 de agosto de 2009

En vez Araujo, Marcelo

Ahora que el antiguo relator de los goles secuestrados está relatando los actuales goles liberados –Marcelo Araujo- me viene un pensamiento: La televisión pública es como la muerte, de repente hace a las personas más buenas. A Grondona –que era un cómplice de los secuestradores pero vio con claridad que era más beneficioso convertirse en víctima inocente- también. La Argentina es un país de mutantes. O donde nada está donde parece estar, ni ser lo que parece. Que los goles sean gratuitos, ¿garantiza que el fútbol haya dejado de ser un vil negocio? Se me ocurre en este momento una asociación improcedente. Que en la cima del cerro de la Virgen no se cobre un centavo para caer desmayado a los pies de la vidente, ¿asegura que las apariciones sean un fenómeno exclusivamente religioso, no afectado por el despreciable lucro de empresas inmobiliarias y turísticas? Para mí que la gratuidad, como la virginidad, hace mucho ha dejado de ser sinónimo de pureza. Si de verdad se asume que el Estado ha de hacerse cargo del entretenimiento de sus súbditos, no sólo debió proclamar la gratuidad de los goles: también debió prohibir la publicidad en los partidos. Pero nunca lo hará, porque tiene que recuperar los 600 millones anuales que dará al antiguo cómplice. El fútbol es un negocio redituable, lo han repetido los funcionarios y repetidores, asumiendo el discurso de sus opositores preocupados por el déficit. Pero ahora el negocio lo hace el Estado, que compra goles y vende avisos, como lo hacían los antiguos secuestradores. El gobierno lo hizo: terminó con los negociantes del fútbol haciendo asumir al Estado su identidad. Mató al monopolio, apropiándose de sus prácticas. Terminó con los relatos del secuestrador Araujo, contratando a Marcelo.

1 comentario:

  1. Bueno, eso de "TV gratuita" es un decir... No olvidemos que gran parte de las provincias de nuestro país ven a los canales (que son, en Buenos Aires) de aire, POR CABLE!!!
    Federico A. Gauff.

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