domingo, 20 de septiembre de 2009

Sigan participando

Ya se podía decir, con un poquito de exageración, que las elecciones son una lotería: dada la vaguedad general de los discursos de campaña, nadie puede predecir con qué saldrá el candidato en caso de ser elegido.
Pero desde este año lo de lotería no es una metáfora: es una estrategia establecida entre algunos candidatos. En junio, un ahora diputado nacional electo rifó un auto para llenar el Delmi; luego se hizo propaganda con una foto hablándole a la multitud, que no había ido a escucharlo hablar de moral, familia y servicio militar obligatorio, sino a ver si el acaso le deparaba un auto.
El Frente Salteño ha tomado debida nota de la eficacia democrática de los sorteos. En la sede de España y 20 de Febrero un hombre reparte entusiasmado los boletas de sus candidatos con un billete adentro, un billete para participar del sorteo de unas computadoras.
“Participando ganamos todos” dice la primera frase: ya no se sabe si está hablando de democracia o de una timba con premios consuelo. Luego, invita a responder una pregunta cultural para tener chances: ¿Quién es el primer candidato a diputado provincial?
Y por último el elector – jugador debe asentar nombre, apellido, teléfono y correo (¡no en la boleta, claro, sino en el cupón del sorteo!). Curioso y además predictivo: los candidatos brindan nombre, foto y currículum, nada de dirección ni de teléfono: en caso de quejas, sírvase dirigirse a Magoya.
Ahora pídale usted una plataforma. Sólo le darán un volante con algunas frases auto acusatorias. “Estamos cansados de políticos que no trabajan, de los que prometen mucho y después no cumplen, y de los que usan los dineros de los salteños para su propio beneficio”, dicen los candidatos que, sin ruborizarse, reconocen también que ejercieron durante años toda clase de cargos políticos.
En realidad lo que ya comienza a cansar, o debería, es el desfile de frases huecas cada dos años, ese vacío cada vez más notorio de quienes sólo apetecen obtener una banca, aprovechando las debilidades de una democracia que hasta les consiente convertirla en una timba.
O tal vez tengan razón y, con el objetivo de aumentar la concurrencia a las urnas, haya que profundizar las singulares innovaciones políticas que hemos inventado los salteños El presidente de mesa, por ejemplo, podría dar a cada votante un numerito, no bien deposita el sobre en la urna. A las 12 de la noche el candidato proclamado ganador sería el encargado de sortearlos y de entregar el 0 kilómetro, si el suertudo apareciera enseguida. Luego, mirando la pantalla con su sonrisa más falsa, exclamaría: ¡sigan participando!

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