jueves, 12 de marzo de 2009

Una presentación y un sayo

“Al que le caiga el sayo” se llamaban unos versos que publicaba mi abuelo Federico en el diario Norte que dirigía hacia 1935. Describía allí con sarcasmo a personajes de la ciudad en la que vivió los últimos años de su vida.
Muchos han querido ver en el autor de “En Tierras de Magú Pelá” –como alguna vez le encomendó Dávalos- sólo a quien describía las razas del desierto chaqueño de comienzos el siglo XIX.
Pero en los Sayos, Federico hacía algo bien diferente: pintaba con versos irónicos a sus vecinos ciudadanos, dejaba al descubierto sus pequeñas ambiciones y sus grandes simulaciones. Muchos de quienes hubieran querido recibir siempre una consideración pública solemne eran descritos, en esos versos, para la carcajada. En la volteada caían políticos –preferentemente radicales, pues trabajaba en un diario conservador- pero también profesionales y poetas: esa clase que, ya desde aquellos remotos años 30 gusta cuidar su imagen con títulos en dorado y apariciones públicas con vuelo de protocolo.
El título de este blog está inspirado en esos versos de mi abuelo, aunque no haré rimas ni me propongo burlarme de funcionarios, doctores, poetas, reverendos y demás gente importante de Salta.
Lo que pretendo entre otras cosas es sólo mirar esa realidad artificial –no natural- de Salta, reflexionar sobre las relaciones que se establecen entre quienes la habitamos, sobre valores dichos y no dichos, sobre juicios y prejuicios. ¡Sobre tantas cosas que se pueden decir sobre este artificio que es una ciudad! Se me antoja que, cada uno tiene que encontrar en ese ambiente, su propia mirada y su propia voz. (A mí por ahora sólo me ha salido un blog).

Incluiré aquí los artículos que escribo para el Nuevo Diario de Salta y alguna que otra greguería más. De hecho ya está incluida la última que escribí, titulada “Familia salteña”.

Puse dos perfiles. El primero es más oficial pero tan mentiroso como el segundo (Perfil número dos), subido como un post más y escrito, creo, para convencerme de que era bueno hacer un blog.

Por último, pongo aquí uno de los “sayos” que escribió mi abuelo y que muy bien escribiría hoy a propósito de la subordinación de la cultura al turismo, dispuesta por el gobierno de la provincia de Salta. Se ha justificado la medida diciendo que los turistas vienen a conocer “nuestra cultura”. Pues entonces vendría bien recibir con estos versos a quienes nos visitan. Se me ocurre, por ejemplo, que para actualizarlo habría que cambiar Zelaya por Los Nocheros, y alguna cosa más para no romper el ritmo. Aquí va.



Es Salta una maravilla,
nada en belleza le iguala;
los turistas cuando vienen
la encuentran extraordinaria
por sus cumbres, por sus valles
y por el vate Zelaya.

¿Hay algo más estupendo
que las lomitas peladas,
que las calles polvorientas
y las casas arruinadas?

Mirad las aguas corrientes
donde hay todo menos agua;
los tranvías que sólo sirven
para pasto de las llamas
y los perros que de flacos
ya más bien parecen almas

Mirad todo esto y decidme
si de malo algo nos falta.

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